viernes, 12 de octubre de 2012

Creo que la mejor manera de empezar este blog, es con este cuento:

"Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin ninguna preocupación. A su alrededor no se veía un alma. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado.
 
El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el  hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la helada capa. Agarró a su amigo y lo sacó del agua cuando sus fuerzas estaban a punto de desvanecerse.
 
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron cómo aquel niño pequeño había podido hacerlo, pues el hielo era muy grueso.
 
-Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas-afirmó uno de los bomberos sorprendido.
 
En ese instante apareció un anciano que desde la ventana de su casa había sido testido de la increíble escena sobre el hielo.
 
-Yo sé cómo lo hizo.
-¿Cómo?
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo."
 
Aunque yo lo leí en la revista Psicología Práctica, este cuento fue extraído del libro Aplícate el cuento, Jaume Soler y Mercé Conangla (Amat).
 
¿Te has preguntado alguna vez qué podrías haber hecho en tu vida, hasta dónde prodías haber llegado si no te hubieran dicho nunca la frase "no puedes hacerlo"?.
 
Yo, sí. Y ahora sé que nosotros mismos somos los que marcamos nuestros límites. Nos autoboicoteamos sin cesar. Pero qué pasaría si por un momento nos permitiéramos traspasar esos límites, ¿de qué seríamos capaces?.
 
 

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